Pymes chilenas: Desafíos y soluciones desde el financiamiento y la educación financiera
Pymes chilenas: Desafíos y soluciones desde el financiamiento y la educación financiera
Por Enrique Tenorio, gerente general y Presidente de EFA, Empresas de Servicios Financieros A.G.
En Chile, recientes informes dan cuenta del estado crítico en el que se encuentran las Pymes. Para solucionar esto, el esfuerzo conjunto entre el regulador y el sector privado debe centrarse en algunos aspectos clave.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes) representan un pilar esencial para la economía chilena, constituyendo más del 90% del total de empresas en el país y generando alrededor del 50% del empleo. Según el Observatorio Grande Pyme (2023), en Chile existen 732.924 empresas, de las cuales 720.404 corresponden a Pymes. Sin embargo, recientes informes, como el del Observatorio Grande Pyme (iniciativa de grandes empresas chilenas) y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en colaboración con la Corporación Andina de Fomento (CAF), revelan una preocupante disminución en su participación económica y un bajo nivel de capacidades financieras, afectando su competitividad y sostenibilidad.
A nivel global, las Pymes representan aproximadamente el 90% del total de empresas y generan más del 50% del empleo, según datos del Banco Mundial (2023). En economías emergentes, estas empresas contribuyen con hasta un 40% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que en América Latina su aporte se estima en un 25% (CEPAL, 2020).
En Chile, estos recientes informes dan cuenta del estado crítico en el que se encuentran las Pymes en cuatro focos fundamentales:
1. Disminución de la relevancia económica: La participación de las Pymes en el total de ventas nacionales ha disminuido drásticamente, de un 25,2% en 1998 a un 12,5% en 2023. Este retroceso evidencia su pérdida de competitividad frente a las grandes empresas. Según el Observatorio Grande Pyme, este descenso también impacta directamente en su capacidad para aportar al empleo formal y en la generación de ingresos laborales.2. Capacidades financieras limitadas: Según la encuesta de la CMF y CAF (2024), el índice de capacidades financieras promedio de los gestores de Pymes alcanza solo un 64,5%, con áreas críticas como comportamiento (62,9%) y actitud financiera (59,8%). Menos del 50% de los emprendedores comprende conceptos clave como los dividendos o la separación de cuentas personales y empresariales.
3. Educación financiera insuficiente: La baja alfabetización financiera se traduce en malas decisiones, como una confianza excesiva en el instinto por sobre la planificación y el uso limitado de herramientas financieras modernas.
4. Brechas de género y digitalización: Las mujeres gestoras presentan menores puntuaciones en conocimientos financieros, aunque destacan en compromiso social y ambiental. Además, más del 70% de las Pymes carece de presencia digital significativa, limitando su alcance y eficiencia. En pleno llamado desde diferentes sectores sobre la regulación de la industria del factoring debido a recientes casos de fraude -dicho sea de paso, instrumento de liquidez inmediata para las Pymes- como asociación gremial estimamos que el esfuerzo conjunto del regulador y del sector privado debe centrarse en tres aspectos clave.
Por una parte, la CMF debiese desempeñar un rol fundamental en la simplificación de los requisitos regulatorios para las empresas de servicios financieros, permitiéndoles innovar y ofrecer productos adaptados a las necesidades de las Pymes. En este contexto, se hace necesario que el marco regulatorio sea proporcional y contemple tanto la realidad de las Pymes como el de las empresas de servicios financieros. Lo anterior, propiciando un ambiente de alta competitividad, evitando la concentración de actores.
Por otra parte, las empresas de servicios financieros deben fortalecer el financiamiento para las Pymes, promoviendo el acceso a productos adaptados, como el factoring, el leasing, leaseback, confirming, capital de trabajo y similares. Lo anterior, en un contexto de transparencia y reforzamiento de sus gobiernos corporativos, de tal forma con cumplir con las normativas, fortalecer la credibilidad en la industria y ofrecer soluciones sostenibles a largo plazo.
Finalmente, tanto el sector público como el privado -en forma conjunta- deben unir esfuerzos en materia de educación financiera. Esto implica alfabetizar a los empresarios Pymes en torno a temas deficientes como la planificación financiera, el ahorro, los créditos y la gestión de riesgos. Ad portas de la implementación del Open Finance en el contexto de la Ley Fintech, representa un desafío y una oportunidad clave para transparentar las opciones de financiamiento, facilitando el acceso a información financiera clara y estructurada para las Pyme.
La sostenibilidad y crecimiento de las Pyme dependen de un esfuerzo coordinado que aborde sus principales falencias desde el financiamiento y la educación financiera. Entendemos que tenemos roles complementarios para liderar este cambio, promoviendo soluciones innovadoras y colaborativas que impulsen el desarrollo económico y social del país, de tal forma que las Pymes vuelvan a tener su lugar de relevancia en la economía y en la vida de miles de familias chilenas.